Si bien el sistema educativo, como todos los sistemas tiene una serie de estándares y acciones estandarizadas que los docentes y estudiantes debe cumplir, realmente el sistema no es ni debe ser el fin.
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Con toda esta revolución como lo han llamado, especialmente tecnológica, todos los colegios, universidades y entidades educativas que ofrecían sus programas se vieron forzadas a implementar una educación virtual.
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Sin embargo, la educación no es un acto forzado. La mediación tecnológica no desdibuja los objetivos de la pedagogía ni de la educación en sí. Pero lo que sucedió es que se entró en un afán por implementar de cualquier modo la educación usando la tecnología de cualquier manera. ¿Para qué? Para lograr “cumplir” ¿con quién?
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– ¿Con no dejar a los estudiantes sin clase?
– ¿Con no defraudar a los padres?
– ¿Con no finalizar un compromiso o un contrato educativo?
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Pero, ¿cuál es el verdadero objetivo de la educación? ¿Esto se ha mantenido con el abrupto cambio afanado y poco integral en algunos casos que se ha hecho con la implementación tecnológica?
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Si bien muchas entidades ya venían implementando la virtualidad y lo siguen haciendo de una manera adecuada, lo que se hizo por parte de muchas otras, fue tomar las herramientas que tenían o con las que pueden contar para ofrecer lo que más rápido podían hacer.
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Por lo tanto, es importante reflexionar, ¿dónde quedó?:
– La comunicación asertiva entre la comunidad educativa
– El aprendizaje intrínseco de los estudiantes. Su motivación por aprender.
– El aseguramiento de la calidad educativa que no parte de llenar una lista de chequeo de ítems cumplidos sino de la relación genuina entre un docente y un estudiante.
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Esto desafortunadamente en algunas instituciones no existe. Y no es culpa de la tecnología como muchos lo están entendiendo: Que la educación virtual no sirve, no se compara con la presencial, no funciona, no es de calidad.
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Esto va mucho más allá y es que no prevaleció la misión de la educación. Si bien nos enfrentamos de un momento a otro a un cambio inesperado de vida, a veces más vale parar, tomar decisiones y luego trabajar en pro de lo mejor. Hubiera sido mejor una pausa educativa mínima de una semana en la que se hubiera planeado o al menos analizado las mejores estrategias para implementar la educación sin perder el norte de los objetivos y de la pedagogía.
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Sin embargo, hoy que ya todo está marchando, la invitación es a volver al foco. Volver a la misión. Y es importante resaltar que el problema no es del docente, sino del “sistema” abrupto implementado para abordar todo esto.
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Como es sabido un educador cambia vidas, forja personas, representa valores, permea el pensamiento y forma de ver la vida de un estudiante. No es una labor de enseñar algo en específico y menos cuando se habla de niños. Y desde allí la tecnología sí es aliada. Sí se pueden generar nexos cálidos sin necesidad de la presencialidad. Sí se puede tener la tecnología como un gran canal de comunicación. ¿Herramientas? Hay muchas, una cosa distinta son aquellos entornos que desafortunadamente no tienen acceso a estas herramientas.
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Pero quienes lo tenemos por favor usémoslo adecuadamente. La educación virtual no depende de la tecnología, la tecnología no frustra la pedagogía. Por lo tanto, a todas las instituciones, gracias por los esfuerzos implementados hasta el momento. Es un gran esfuerzo y un gran cambio. Pero no están solos. Vuelvan a su raíz para ayudar a que los educadores continúen haciendo la labor de gran responsabilidad de hacer un mundo mejor y pongan como aliados a todos los integrantes de la comunidad educativa pues al final todos tenemos el mismo objetivo y todos nos beneficiamos o nos perjudicamos de esto.
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Por último, gracias a esos educadores quienes aún sin tener un manejo previo de la virtualidad, han encontrado la manera de mantener ese lazo con los estudiantes y en donde la tecnología por todos sus medios ha sido una aliada. Gracias también a quienes se han esforzado tanto por adaptarse. Lograrlo no es sencillo y ejercer una formación virtual requiere mucho empeño, dedicación y gran esfuerzo.
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Los méritos siguen intactos para todos esos héroes que se han puesto la camiseta de hacer su mejor labor pues las acciones siempre tienen una repercusión que será recompensada.
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