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Desde 2019, el ambicioso CEO de Chat GPT, Sam Altman, ha desatado una revolución tecnológica con Worldcoin, una iniciativa que promete democratizar la economía global a través del escaneo del iris. ¡Pero!, ¿A qué precio?
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Bajo el lema “La economía mundial nos pertenece a todos”, Worldcoin ha desatado una frenesí entre los ciudadanos dispuestos a vender sus datos biométricos por unos cuantos euros. ¡70 euros por tus ojos! Una cifra tentadora que ha llevado a multitudes a hacer fila en los centros comerciales, donde una misteriosa esfera plateada, el “Orb”, recolecta los datos biométricos del ojo.
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La biometría, ese universo de mediciones estandarizadas de seres vivos, es la base de esta controvertida tecnología. Worldcoin busca generar una base de datos de hashes, cadenas de números y letras únicas para identificar a cada individuo a través del escaneo del iris. ¡Una huella biométrica infalible, pero a qué costo!
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El fundador de Worldcoin, vinculado a OpenAI, tiene una visión audaz: crear una súper base de datos donde el iris sea la clave universal de identificación. Pero, es importante indagar ¿A qué riesgos nos enfrentamos?
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Un dato importante es identificar cómo Worldcoin guarda los datos. Aunque aseguran que el hash del iris no se asocia con nombres, la empresa retiene los números de teléfono, un eslabón clave para descifrar la identidad en países donde estos están vinculados a nombres de dueños de dispositivos.
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El vacío legal es inquietante. La tecnología avanza a pasos agigantados, mientras que las legislaciones aún no establecen regulaciones o normas. ¿Dónde queda la seguridad y privacidad en este vertiginoso avance?
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El escenario se complica aún más. ¿Queremos ser bombardeados con anuncios al entrar a una tienda, simplemente porque nuestro iris revela nuestros gustos? Las cookies de las páginas web han generado suficiente recelo, pero ¿Qué pasa cuando nuestros ojos son la clave?
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En un mundo donde la tecnología avanza más rápido que las leyes, se vislumbra un futuro de dilemas éticos y desafíos para optimizar el uso de la biometría sin sacrificar la privacidad y libertad individual.
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¿Qué opinas?
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¿Cuántas aplicaciones crees que ya existen y se seguirán creando con el potencial de tus datos?
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