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Ante la complejidad y frustración que genera el proceso de adquirir una primera oportunidad laboral para los jóvenes de Latinoamérica y el Caribe, se hace necesario implementar acciones que promuevan esta vinculación de empleo entre los estudiantes, egresados y el sector productivo.

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¿Cómo está la perspectiva de vinculación laboral desde las instituciones educativas?

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Según los indicadores del mercado laboral 2022 del DANE en Colombia, (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) la población joven en edad para trabajar es de alrededor de 11 millones, pero solo el 41,2% tienen una ocupación que puede ser formal e informal, a su vez el porcentaje de la población inactiva llega al 46,5%.

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Con relación a esto, el Dr. Felipe Ortiz Ortiz, exvicepresidente nacional de la Asociación Colombiana de Medianas y Pequeñas Industrias, Acopi, considera que la variación de los hábitos de consumo de los mercados internos y externos, demanda un mayor nivel de exigencia, lo que hace que el sector productivo requiera de una mano de obra con alto grado de formación e información. Los cambios tecnológicos y demás cambios requieren que los trabajadores se ajusten rápidamente a los veloces cambios que se están dando en la humanidad.

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Con relación a las instituciones educativas indica que “Los colegios deben ajustarse a estos cambios incorporando cada vez más la ciencia y la #innovación como elementos permanentes en los currículos y programas. Es importante incluir el fundamento técnico y tecnológico de una forma articulada y flexible, con el fin de desarrollar una capacidad de perspectiva y comprensión de hacia dónde va la humanidad, y no lamentar los avances que se están dando.”

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De esta manera, desde CYK consideramos que para aumentar este factor de empleabilidad hay algunos factores fundamentales como:

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1. Generación de espacios que promuevan la interacción entre el sector productivo (equipo de talento humano y recruitment) y el talento humano.
2. Actualización permanente de las necesidades y nuevos requerimientos educativos para realizar el proceso de planeación y enseñanza pedagógica que permitan el ajuste de los currículos y/o desarrollo curricular. Esto sin lugar a dudas partiendo de una premisa de flexibilidad que permita generar estos ajustes de manera oportuna.
3. Actualización constante de nosotros como estudiantes permanentes y “comunicar” este aprendizaje a través de espacios digitales (redes, plataformas, etc.), cuáles son esas habilidades, insignias, experiencias y competencias que nos hacen idóneos para oportunidades laborales.
   
   Es así como se requiere un encuentro común del sector productivo, los estudiantes, la academia e instituciones educativas y entes reguladores como los Ministerios de Educación para promover esta interacción, trabajo y mejoramiento conjunto para lograr mejorar estas métricas de empleabilidad en el mundo.

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